lunes, 5 de diciembre de 2011

El Salvador puede ser pionero en destrucción de desechos peligrosos

Lilian Martínez/ El Diario de Hoy
nacional@eldiariodehoy.com
Domingo, 4 de Diciembre de 2011

¡Al fin! El Salvador y Nicaragua figuran entre las buenas noticias del mundo desarrollado. Ambos países han sido nominados como sedes del plan piloto de destrucción de sustancias que agotan la capa de ozono y agravan el Cambio Climático.

El plan también pretende la destrucción de compuestos orgánicos que tardan 300 años o más en descomponerse y dañan el medio ambiente y la salud humana.

Ambos tipos de sustancias son agrupadas en las siglas SAO y COP, respectivamente. El plan piloto para destruir los SAO y COP acumulados y almacenados en el istmo ha sido elaborado por el Centro Regional del Convenio de Basilea para Centroamérica y México (CRCB-CAM).

El proyecto fue presentado el 22 de octubre pasado en Cartagena de Indias, en el marco de la Décima Conferencia de las Partes del Convenio de Basilea.

Creado en 1989 y vigente desde 1992, Basilea establece qué desechos son considerados peligrosos y cómo los países deben controlar los movimientos transfronterizos de estos y eliminarlos.

Miguel Araujo, director del CRCB-CAM, explica que la iniciativa beneficiará a todos los países de la región: "Pero se va a iniciar con destrucciones piloto en dos países para calibrar protocolos y estar seguros de que tenemos todo bien listo".

El plan ya fue anunciado a cada uno de los ministerios responsables del medio ambiente en Centroamérica, instándoles a difundirlo entre la población y a invitarla a informar al centro sobre la existencia de bancos de desechos, los cuales pueden estar no solo en manos de particulares, sino también en manos de empresas y de instituciones gubernamentales.

Para echar a andar el plan, solo falta que cada gobierno de Centroamérica defina qué instancia será la responsable del proyecto en cada país. "Esperamos (que los gobiernos lancen un comunicado compartiendo esta buena noticia con la población y que la población colabore", afirma Araujo.

El CRCB-CAM está interesado en que la noticia sea difundida, pues la destrucción de los desechos será gratuita. "Entonces cualquier persona va a tener menos motivación para liberar estos gases o para verter los COP en forma inadecuada sabiendo que hay un programa que se va a hacer cargo en forma responsable, adecuada y sin costos para ellos y sin complicaciones jurídicas", asegura.

Según Araujo esta es una oportunidad de oro para la región: "Los gobiernos tienen inventarios, que se prepararon bajo el plan nacional de Estocolmo, pero todos sabemos que los inventarios de los gobiernos no son completos y aquí, si tenemos la oportunidad de limpiar C.A. hay que limpiarla bien".

¿Cómo lo harán?

Para destruir los desechos peligrosos y las sustancias que dañan la capa de ozono que aún hay en la región, se utilizarán tres tecnologías con nombres enredados pero certificadas y ambientalmente eficientes.

La primera es la declorinación. Es decir, la destrucción de las partículas de cloro presentes en el aceite que sirve como aislante a algunos transformadores de energía eléctrica. Este aceite (conocido como "dioeléctrico") figura entre los contaminantes orgánicos persistentes (COP) conocidos con el nombre de difenilos policlorados (PCB).

La mencionada tecnología puede utilizarse en los transformadores contaminados con PCB hasta 50 mil partes por millón, explica Araujo.

La segunda tecnología a utilizar es el coprocesamiento en hornos cementeros. Estos, propiedad de la industria cementera, tienen la capacidad de alcanzar temperaturas de hasta 1,500 grados Celcius.

Esa característica permite que, dentro de estos, varias sustancias puedan ser destruidas sin causar problemas de contaminación, "aunque con cierto monitoreo", matiza Araujo.

"Algunas de esas sustancias, como los PCB, incluso le dan poder calorífico al horno", afirma. Pero sustancias como los SAO son refrigerantes. No obstante, pueden ser destruidas también en estos hornos. Araujo explica: "Como son fríos, hay que hacer una modificación para introducir esos SAO en la parte central del horno".

Hasta el momento, esta tecnología solo está disponible en El Salvador, donde la empresa subsidiaria de Holcim El Salvador, Geocycle El Salvador, ya ha destruido PCB y el toxafeno que tanto dolores de cabeza dio al Ministerio de Medio Ambiente.

Los hornos de Holcim han avanzado con protocolos para destruir COP y la empresa ha expresado su interés por colaborar en la destrucción de SAO, según Araujo.

"En Guatemala, Cementos Progreso tiene interés (en colaborar) pero están en la fase de primeros protocolos... Los (propietarios de los) otros hornos cementeros en Centroamérica no están interesados en colaborar en esta destrucción. ((Pero) esto pudiera cambiar en el futuro", agrega.

Las SAO las COP que se planea destruir en El Salvador y Nicaragua son exclusivamente las que hay en la región. "Lo ideal sería traerlas a un país o dos para destruirlas, pero el marco legal en nuestros países no permite trasladar desechos (inservibles). Esto solo se permite cuando son residuos (que pueden reutilizarse)", explica.

Araujo cree que en Centroamérica la destrucción de estos desechos debe realizarse regionalmente. ¿Por qué? "(Por que) es sumamente costoso tener las facilidades para la destrucción de residuos peligrosos en cada uno de los países (del istmo)".

Pero si el único horno cementerio disponible está en El Salvador y las leyes vigentes en Centroamérica prohíben el traslado de desechos peligros de un país a otro ¿cómo lograr la destrucción de estos desechos?

Tecnología japonesa

El CRCB-CAM no ha estado solo en la búsqueda de una solución viable. Lo han asesorado expertos de los ministerios de Defensa de Holanda y de EE.UU.; de la EPA; de los ministerios del Ambiente de Suiza y de Noruega; de la Secretaría de Basilea, Estocolmo y el Protocolo de Montreal; y del Instituto de Ciencia y Tecnología Avanzada de Japón. Este último ha recomendado la tecnología de arco de plasma, una tecnología móvil que es capaz de destruir tanto desechos SAO como COP.

En palabras de Araujo: "Estas plantas tienen unas especificaciones de pureza de emisiones (altísimas)... Se calibra la planta de acuerdo a la sustancia que se va a destruir: todos los COP y todos los SAO. Incluso podrían destruir otras sustancia químicas como medicinas vencidas".

Si el proyecto se echa a andar, las plantas se ubicarían en El Salvador y Nicaragua, de donde podrían ser trasladadas al resto de países del área. Según Araujo, esta sería la primera vez en el mundo que se utilizaría de forma coordinada dos tecnologías (horno cementero y de arco de plasma) para destruir desechos de SAO y COP. "Lo novedoso es que esto es costoeficiente. Para C.A. no tendría sentido si no fuera coordinado, porque el volumen mayor de sustancias que tenemos son COP, los SAO son pocos. No sería económico hacer toda la operación solo por los SAO", argumenta.

Pero ¿en qué beneficia este proyecto a los ciudadanos de una región constantemente azotada por los fenómenos climáticos?

La respuesta de Araujo es tajante: "Si seguimos escondiendo el problema debajo del suelo, cuando vienen estos desastres naturales, todos estos desechos se mezclan con el agua, con el ambiente y nos generan condiciones aún de mayor daño al medio ambiente y a la salud. Por la misma razón que tenemos que adaptarnos y prepararnos ante los embates del clima, tenemos que aprovechar y respaldar al máximo este tipo de iniciativa que disminuye un factor de riesgo".

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